Además, teníamos una relación muy especial con la naturaleza. Recuerdo dos olivos uno era mío y el otro de ella, que convertimos en nuestras "casas". Cuando nos pidieron desmontar lo que había sido nuestra cabaña improvisada hecha con restos de obra, maderas y plásticos de debajo del sauce, me enseñó desde pequeña el poder de crear algo de la nada. La conexión entre la tierra, las plantas y nosotros, me marcó profundamente.

Y mientras todo eso sucedía, yo me pasaba horas dibujando. Mis cuadernos estaban llenos de animales, plantas, pequeños mundos que imaginaba. Los veía crecer, los cuidaba, los observaba con una atención casi obsesiva.

Hoy, al mirar atrás, entiendo que esos momentos, esas pequeñas lecciones de vida, son la base de lo que hago ahora.

Mi amor por los animales, mi conexión profunda con la naturaleza, y la forma en que mi madre me enseñó a crear y hacer nuestro cada detalle, se fusionan en lo que hago hoy.

Cada rincón de tu hogar puede contar una historia, tu historia. Lo que ofrezco no es decirte que combina; es un proceso personal de conexión y de transformación.

Lo que más deseo es que puedas encontrar ese espacio donde puedas ser completamente tú. Un hogar auténtico, como el que yo soñaba de niña, es mucho más que un lugar donde vivir: es un refugio para el alma.